miércoles, 24 de diciembre de 2008

Por Cristo tenemos entrada, porque Él es nuestra paz

Efesios 2:17-18

Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos y a los que estáis cerca, porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

INTRODUCCIÓN
El tema central de la liturgia de este día es: “Conviviendo en paz”. ¿Pero conviviendo en paz, con quién? Sin duda con Dios mismo, con nuestros hermanos, vecinos, familiares, entre esposos, con la naturaleza, etc. Conviviendo en paz, tanto con los que “están lejos, como los que están cerca”.

DESARROLLO:
Pablo afirma en apenas 2 pequeños versículos, que Cristo vino y anunció el evangelio de la paz, porque el evangelio quiere decir: buenas nuevas, buenas noticias. Cristo ha venido a anunciarnos la noticia más excelsa de todas, la paz con Dios. Pablo en Efesios 2:17, está citando un texto del profeta Isaías (57:19) que dice así: “… les haré brotar en los labios este canto: Paz al lejano, paz al cercano –dice el Señor-, y lo sanaré” (Biblia del peregrino, América Latina). El Señor decreta paz para todos (el cercano y el lejano) no importando dónde se encuentren. La paz de Dios lo olvida y borra todo, por eso, unos versículos antes, el mismo profeta Isaías dice así: “No estaré recriminando siempre ni me irritaré constantemente, porque entonces sucumbirían ante mí el espíritu y el aliento que yo he creado” (57:16, idem). Este es nuestro Dios, que cuando perdona lo olvida todo para siempre, nunca más se vuelve a acordar de nuestros pecados ni nos los toma en cuenta. ¡Dios no tiene un libro contable donde va depositando nuestras deudas! Porque Jesucristo ya saldó todas nuestras deudas en la cruenta Cruz; por eso, con el Padrenuestro decimos: “perdónanos nuestras deudas”. ¡Ese es nuestro Señor pacificador!
Pero Cristo no sólo viene a anunciarnos la paz a todos nosotros (lejanos y cercanos) sino que nos ha abierto una puerta para llegar al Padre por medio del Espíritu de Cristo. Antes de que Cristo nos comunicara la paz con Dios, nosotros “éramos enemigos de Dios”. Pablo así lo dice en Romanos (5:10) “…siendo enemigos, fuimos reconciliados por Dios por la muerte de su Hijo”.
El 13 de septiembre de 1993, en Campo David, residencia de descanso del presidente de los EEUU; se reunieron Yitzhak Rabin, entonces primer ministro de Israel y Yasser Arafat, a la sazón presidente de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), ahora ambos están muertos, pero en aquella memorable ocasión Rabin dijo: “Es con los enemigos con los que se hace la paz y no con los amigos”.
Por el Señor Jesucristo hemos recibido la reconciliación (5:11). Así, la paz es reconciliación con Dios: “Cristo es nuestra entrada al Padre, porque Él es nuestra paz”. Jesús así lo dijo (Jn 10:9) “Yo soy la puerta; el que por mí entrare [al Padre] será salvo; y entrará, y saldrá…”. ¡En Jesucristo hay libertad! Libertad para entrar y salir.
Jesucristo es una puerta abierta al Padre, que nadie puede cerrar (Ap 3:8). Jesús es una “puerta abierta en el cielo” que nos abre acceso para llegar con libertad hasta el Padre (Ap 4:1; Heb 10:19-22). ¿Quieres que Jesucristo te lleve al Padre? Bueno, sólo tienes que invitarlo a entrar a tu corazón (Ap 3:20). Jesucristo te ha abierto una puerta para acercarte al Padre, ¿quieres ir por ese camino que Jesús te ha trazado?

CONCLUSIÓN
¡Dios quiere hacer la paz contigo, lo único que tienes que hacer es entrar por Cristo, la puerta abierta hacia el Padre!

Rev. Emmanuel Flores-Rojas

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