miércoles, 14 de marzo de 2007

¡ÁNIMO! ... MANOS A LA OBRA!


Hageo 1:15b-2-9

Cuando las cosas
no son color de rosa
Cuando las energías
se encuentran vacías
Dios desde Sion
envía su bendición

Emmanuel Flores Rojas.


En la vida cristiana hay momentos cuando las palabras no alcanzan para decirle al Señor lo que sentimos; y en verdad, hay momentos cuando las cosas no salen bien, cuando no le encontramos en definitiva, sentido a la vida. Porque hemos tronado con el/la novi@, porque hemos perdido el trabajo, porque ha muerto un ser querido, porque la economía no está bien, porque nuestro trabajo en el Señor no tiene frutos; en fin hay muchas cosas que no son como nosotros quisiéramos y necesitamos ánimo para seguir adelante.


El profeta Habacuc ante la imposibilidad de ver cambiada la triste situación del pueblo de Dios expresa con voz lastimera, “en la ira acuérdate de la misericordia” (3:1d). En medio de su difícil situación, sin embargo, Habacuc sabe que aunque los montes antiguos se desmoronen, y los collados antiguos se derrumben; los caminos de Yahvé son eternos. Esa es la esperanza cristiana por ello al final de su oración en el capítulo tres, dice:




17 »Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya frutos,
aunque falte el producto del olivo
y los labrados no den mantenimiento,
aunque las ovejas sean quitadas
de la majada
y no haya vacas en los corrales,


18 con todo, yo me alegraré en Jehová,
me gozaré en el Dios de mi salvación.

19 Jehová, el Señor, es mi fortaleza;
él me da pies como de ciervas
y me hace caminar por las alturas».



Y en verdad, podemos esperar en el Señor, para que las cosas cambien por la intervención y el ánimo que Él nos inspira. En la experiencia del profeta Hageo eso era lo único que pondría a su pueblo a trabajar denodadamente. El ánimo del Señor.

1.- ¡Ánimo¡ Dios nos inspira con su Palabra (Hageo 1:15b-2:2)

¿Cuándo predica este segundo oráculo Hageo? El día veintiuno del mes séptimo =21 de septiembre de 520 a. C., es el último día de fiesta de las Enramadas o Tabernáculos. Era un tiempo para celebrar la cosecha del verano (cfr. Lv 23:34-43). Salomón había dedicado el templo durante esta festividad (1 R 8:2). Dentro de esa festividad la voz de Dios deja oírse con claridad meridiana. La Palabra de Dios no sólo es inspirada (gr. zeopneustos = exhaló o sopló) por el mismísimo Dios (2 Tm 3:16), sino que también nos inspira, nos motiva a trabajar en su obra, con ánimo voluntario como atestiguan las Escrituras, Dios infunde un sentimiento de ánimo en nosotros.


Como dice un poema de Elvira Vila Massana

Sus mandamientos son rectos
Que alegran el corazón:
Y el que quiera obedecerlos
Hallará gran galardón

2.- ¡Ánimo! Yo estoy con ustedes, dice Dios (Hageo 2:3-5)

El profeta inquiere en el pueblo sobre la situación del santuario (v.3) 3¿Quién queda entre vosotros que haya visto esta Casa en su antiguo esplendor? ¿Cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada ante vuestros ojos?. El pueblo consideraba ese nuevo Templo como una “cosa” de poca monta. Quizá algunos de los exiliados, incluyendo al profeta, habían conocido el antiguo esplendor de la Casa, destruida por los babilonios 66 años atrás. Definitivamente esta nueva Casa les parecía muy poca cosa. Trayendo esto a nuestra realidad como Congregación, ¿no es cierto que recordamos los tiempos pasados y decimos que todo tiempo pasado fue mejor? Pero la Biblia nos enseña otra cosa (Ec 7:10).

4Pues ahora, Zorobabel, anímate, dice Jehová; anímate tú también, sumo sacerdote Josué hijo de Josadac; cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad, porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Dios dice ¡ánimo, manos a la obra! Esas fueron las mismas palabras que el rey David utilizó para animar a su hijo Salomón en la construcción del templo (1 Cr. 28:20). Josué fue animado con las mismas palabras (Jos 1:6-7, 9, 18). El mismo Dios que ayudó a Salomón y lo doto de todo lo necesario para la construcción del Templo estaría con ellos (1:13). ¿Cree usted esto?

5Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. ¿Qué clase de Dios sería ese que no camina con su pueblo, que no sufre con su pueblo, que no llora con su pueblo? Al menos Yahvé el Dios de la Biblia hace todo eso, no es como ese Baal que cuando lo llaman no responde (Cfr. 1 Re 18:20ss). Nuestro Dios sabe por lo que como hombres pasamos porque Él estuvo en la misma condición que nosotros (Fil 2:7-8). Y Él mismo nos anima a seguir adelante, no solos sino con Él al frente (Ex 33:14; Is 41:10).

3.- ¡Ánimo! Porque Dios hará obras nuevas (Hageo 2:6-9)

Aunque los trabajos no han avanzado mucho y empieza a cundir el desánimo, Hageo busca estimular con las promesas divinas a los que se han puesto a trabajar para obedecer las exigencias del momento presente. La promesa de que ese Templo sería mejor, se convertiría en una realidad, si el pueblo se comprometía con su Dios. Finalmente, Dios es el primero en comprometerse (Is 42: 9, 43:19; Ap 21:5).

Y que Dios te bendiga con suficiente locura,

Para creer que tú puedes hacer una diferencia en este mundo.

Para que tú puedas hacer,

Lo que otros proclaman imposible hacer.

(Bendición franciscana)


180905


emmanuel flores-rojas.